El pasado 20 de junio nos invitaron al pase privado de Balas y katanas. Ahora que ya ha pasado un poco la hiperexpectación de encontrarnos con un largometraje de artes marciales producido en España, redactamos este artículo contando nuestra experiencia. Uso la palabra “experiencia” en toda su magnitud. No vais a leer una crítica al uso como puede ser la de Shang-Chi.
Durante varios años, siendo niño, tuve un póster de un ninja colgado en la pared de mi cuarto. Concretamente se trataba de un póster de la revista de artes marciales DOJO. Como buen ninja, la persona que posaba en la foto tenía la cara tapada, pero su cinturón de entrenamiento bordado le delataba “I. Serapio”.
Ignacio Serapio (Nacho), director y guionista principal de la película Balas y katanas es un apasionado de las artes marciales y del cine, que lleva desde que yo tengo conocimiento de causa implicado en el mundillo. Siempre con una iniciativa, con un proyecto en su mente, a cual más loco, pero puedes tener la seguridad que pondrá toda la carne en el asador para conseguirlo. Por ejemplo, cuando todas las revistas de artes marciales del país (alguna con presencia internacional) decidieron abandonar la edición en papel, a Nacho le dio por imprimir la revista Dragonz y 7 años después continúa acudiendo a su cita en la imprenta.
Aunque pueda parecer lo contrario por la afectuosa introducción, nunca he entrenado con Nacho fuera de eventos esporádicos. Eso sí, nuestros caminos se han cruzado en todo tipo de actividades marciales y creo que en cualquier foro de artes marciales que haya visitado también tenía usuario activo. Le pone tantas ganas, tanto esfuerzo que a mí, personalmente, me resulta admirable. Por cierto, hoy, día en el que se publica este artículo es su cumpleaños.
Dadas las circunstancias, insisto en que este artículo no es una crítica de la película. Lo que os cuento en las siguientes líneas es prácticamente mi experiencia personal. Me resultaría prácticamente imposible ser imparcial y aunque la película tiene varias cosas criticables, creo que es justo que a los proyectos se les valore en función de los recursos de los que disponía para ejecutarse.
En concreto, Nacho, junto con su amigo y coprotagonista Marín, crearon una campaña de mecenazgo para financiar la película, comprometiéndose a llevarla a cabo independientemente del dinero obtenido... y así lo hicieron, porque la campaña de mecenazgo fue una ayuda, pero grabar una película es algo muy caro. Añadido a la complicación económica y para engrandecer la gesta, se coló la pandemia. Así, parece evidente que la película ha salido en base a las ganas, la ilusión, la colaboración desinteresada y fondos propios.
Balas y katanas es una comedia de acción donde las artes marciales tienen gran protagonismo. Como comedia, he de decir que me he reído bastante. La mayor parte de las escenas de acción también me han gustado, aunque se notan las limitaciones de las cámaras que se han empleado.
Un presupuesto tan limitado crea muchas limitaciones, también en el ámbito de los efectos especiales o la actuación, pero he de confesar que en algunos momentos se me ha llegado a olvidar que estaba frente a una película de bajísimo presupuesto. Un detalle que me ha gustado mucho, aunque pueda parecer una tontería, han sido los créditos de inicio y final de la película.
De momento no os puedo contar mucho, la película está moviéndose, en fase de venta, y en este punto, los destripes (spoilers) son de esos que cuestan dinero, por ello no os podemos mostrar apenas imágenes. Es más, al finalizar el pase privado nos solicitaron que rellenáramos una encuesta anónima, que servirá para darle el pulido final de la película.
Los autores de Balas y katanas la definen como un 90 % de comedia y un 60 % de artes marciales, porcentajes que me cuadran bastante. La comedia surge de llevar al punto del disparate una situación cotidiana en la vida real de nuestros protagonistas. Nacho acude a emitir en directo (streaming, ya sabéis que por este lado evitamos usar los anglicismos) desde el gimnasio de Marín y durante la emisión este último es avisado de que acaban de secuestrar a su hija. Ni corto ni perezoso, Marín pilla su katana y se lanza al rescate, acompañado del resto de protagonistas, lo cual incluye al cámara que no deja de grabar.
A partir de este momento se va revelando un entramado criminal bastante potente, al que los protagonistas deberán hacer frente y es dónde aparece la acción y las artes marciales. La guía principal de la película era simular un directo de los que habitualmente Nacho realiza para redes sociales, donde una cámara, un único plano secuencia va contando la historia. A mí me ha gustado mucho este enfoque y realmente me parece increíble que hayan podido grabar algo así con tan pocos medios y en plena pandemia. Coincido totalmente con el crítico de la revista Acción, Jesús Usero, que en su crítica afirma:
Todo encaja con su humildad. Y sí, hay mucho que mejorar, a nivel de historia, interpretación y dirección. Pero si han conseguido esto sin dinero y rodando a escondidas… Qué no podrán conseguir cuando las cosas cambien…
De cara a futuro, Nacho ha revelado que tienen varias ideas para continuar con una segunda parte de Balas y katanas, que tiene en mente rescatar la película sobre la vida del maestro de artes marciales Juan Hombre y que este mismo agosto comenzará a grabar la película de El Duro guionizada y protagonizada por Alberto Hidalgo.
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